El silencio de la locura
Un año fundamental para la psiquiatría fue el 1952.
Hasta la fecha no había aparecido ningún fármaco que pudiese atacar los problemas fundamentales de una persona con trastornos psicóticos, sobre todo psicóticos esquizofrénicos, es decir, personas que pierden el contacto con la realidad.
Ante sus brotes la única posibilidad era el uso del electroshock, que pese a seguir utilizándose hoy en día, antes se realizaba sin anestesia, sin consentimiento de los pacientes o como terapia de castigo (aunque no se conocen casos que confirmen que en Toén se realizasen dichas prácticas).
Otra opción era la electronarcosis, entre muchas otras. Como ya no había camisas de fuerza, recurrían a inyecciones de aguarrás en el muslo para evitar que se escapasen. Esto les producía un absceso y al cojear, ya no podían correr.
Si tienes dudas con los conceptos subrayados del texto o con algún concepto del video
Curar, ¿a cualquier precio?
1- Según explicaba el Dr. Cabaleiro Fabeiro, la electronarcosis consistía en colocar un electroshock al paciente y en cuanto se empezaba a recuperar del ataque epiléptico que este le causaba, se les iba aumentando poco a poco la intensidad de la corriente hasta dejarle en un estado de apnea. Así estaba durante 4 minutos, después se cortaba la corriente y la persona volvía a respirar con normalidad y afirma que no hubo accidentes importantes con esto.
2- Absceso: Acumulación de pus en los tejidos, órganos o espacios limitados del cuerpo. Un absceso es un signo de infección y, por lo general, se hincha e inflama.
3- Hipoglucemia: es una concentración baja de glucosa en la sangre la cual se presenta cuando la concentración de glucosa en sangre se encuentra por debajo de lo que es sano para una persona.
4- Edema cerebral: se crea cuando hay una acumulación de líquidos en las células cerebrales, esto inflama los tejidos blandos, dañando y causando dolor en el paciente.
Al igual que este tipo de tratamientos tan agresivos, las celdas también fueron erradicadas con el paso del tiempo.
Se sabe que estos espacios dejaron de funcionar en el Psiquiátrico de Toén a principios de los 80, cuando estrenaron un nuevo uso, el de almacén.
Tal vez sea el momento perfecto para observar a través de esta mirilla y saber qué ocurría allí dentro.