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Con el fallecimiento del Dr. Cabaleiro en el año 1977, el centro sufrió etapas repletas de cambios en las que evolucionó en ciertos aspectos y no avanzó lo suficiente en otros.

Con un gran salto en el tiempo nos ubicamos en mayo del 2005, cuando la Dra. Chus Gómez llega al psiquiátrico de Toén. Poco después de su bienvenida le proponen llevar la Jefatura Clínica del Hospital, un puesto que, tras un periodo de prueba que ella misma solicitó, termina aceptando.

¿Su primera impresión? Ella misma lo explica.

  Una nueva era en blanco y negro  

Se encuentra con un espacio que arrastraba un funcionamiento manicomial, pero ¿qué entiende por ello?: El manicomio no es un lugar, es un discurso. Lo que convierte a un lugar en manicomial no es la arquitectura, un manicomio puede ser un colegio, un barco... Está definido porque todas las personas que están en ese espacio comparten espacio y tiempo las 24 horas y está reglamentado para todos.

 

A mayores, la Dra. Gómez comenta en varias ocasiones que la situación clínica que observa en ciertos casos roza lo intolerable.

La lucha para erradicar el estilo de trabajo del ‘para todos lo mismo’ que define la Dra. Gómez no sería sencilla. Se buscaba una institución más individualizada. Una que fuese capaz de adaptarse a lo que cada persona necesita y acabar con la violencia implícita que existe en todo lo que tenga que ver con las enfermedades mentales.

 

La humanidad ha tratado sistemáticamente con violencia a la locuraconfirmaba la doctora.

Aquella degradación del hospital psiquiátrico de Toén, que abarcaba más allá de lo físico, no fue de un día para otro, era visto por todos y había que hacer algo.

Pero una vez tomada la decisión del cierre, no todos estaban de acuerdo en su traslado al antiguo antituberculoso de Piñor.

 

En aquel momento aquel edificio albergaba medicina interna, a los pacientes de paliativos, el servicio del 061 y el servicio de rehabilitación física, algo que para muchos era incompatible con los pacientes de un centro psiquiátrico. 

Dudas y miedos que según la Dra. Chus Gómez nunca llegaron a hacerse realidad.

Finalmente ni tan siquiera las manifestaciones de 3000 personas en contra del cierre de Toén frenaron lo que parecía ser algo inevitable, aunque no todos opinan igual.  

El psiquiátrico trasladó a sus últimos pacientes el 16 de enero del 2012 colocando el punto final a 53 años de historia. Lo que no se imaginaban es que, acabada una historia, comenzaría otra muy diferente. 

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